Why Is We Americans?

January 16, 2022

Three important books on race in America

January 10, 2022

Let’s consider a trio of books that can be helpful in gaining a deeper understanding of racism, both its practice and its ideological components, including in the current period.

Most current of the three is The 1619 Project: A New Origin Story (2021), created by Nikole Hannah-JonesIt consists of nineteen essays by eighteen different authors. The date signifies when the first enslaved Africans were delivered to Jamestown, Virginia. Most of the essays originally appeared in the New York Times in 2019 to mark 400 years of enslavement and its aftermath.

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https://peoplesworld.org/article/three-important-books-on-race-in-america-for-deep-winter-reading/


ATTICA

December 31, 2021

James Baldwin Interview

December 20, 2021

Leonard Peltier: Longest-Serving Political Prisoner in the US

December 18, 2021

Richard Wright Novel Brought Back to Life

December 12, 2021


When​ Richard Wright sailed to France in 1946, he was 38 years old and already a legend. He was America’s most famous black writer, the author of two books hailed as classics the moment they were published: the 1940 novel Native Son and the 1945 memoir Black Boy. By ‘choosing exile’, as he put it, he hoped both to free himself from American racism and to put an ocean between himself and the Communist Party of the United States, in which he’d first come to prominence as a writer of proletarian fiction only to find himself accused of subversive, Trotskyist tendencies. In Paris he was a celebrity. French writers and American expatriates flocked to the Café Monaco, where he held court a short walk from his Left Bank flat. ‘Dick greeted everyone with boisterous condescension,’ Chester Himes remembered. ‘It was obvious he was the king thereabouts.’

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https://www.lrb.co.uk/the-paper/v43/n19/adam-shatz/outcasts-and-desperados


Music Video of the Week

April 10, 2021

Peter Gabriel – Biko


How Armed Black Southerners Helped Fight for Civil Rights

June 6, 2014

An important side of the civil rights movement that must be learned and discussed. It’s a history that’s been ignored for far too long.

Most history students never learn that even Martin Luther King Jr.—arguably history’s greatest spokesperson on behalf of nonviolence—had armed guards stationed outside of his home and a pistol tucked in his sofa in 1955 when he emerged as the leader of the bus boycott in Montgomery, Ala.

But he did.

As time went on, he came to trust in the philosophy of nonviolence in his personal life as much as he believed in its power politically, and eventually got rid of both the guards and guns. At some point, though, we glossed over this complexity and began to think of nonviolence as preordained and as a natural outgrowth of the movement.

We don’t teach our children about the training civil rights activists had to endure in order to prepare their minds and bodies for nonviolent protests. And we don’t often think about how the movement functioned in rural places, far from the glare of the spotlights of network news cameras. Outside of the national gaze, what might check the violence of white segregationists who resisted every attempt by black citizens to assert their right to vote and to organize politically? How did the movement work in the face of the violence in rural Union County, N.C.; Lowndes County, Ala.; or Sunflower County, Miss.?

That’s the story masterfully told by Student Nonviolent Coordinating Committee field secretary and now journalist Charles Cobb in his challenging and important new narrative, This Nonviolent Stuff’ll Get You Killed: How Guns Made the Civil Rights Movement Possible, which adds to a growing list of important histories that expand what we know about the way organizing had to work in rural communities.

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Oscar López Rivera’s Message to the World

May 29, 2014

Oscar López Rivera is the longest held Puerto Rican political prisoner who’s endured 33 years of psychological and physical torture in the United States.

López Rivera’s “crime” was to work in support of the independence of Puerto Rico. His incarceration is a grotesque injustice that’s gone on for far too long.

http://www.elnuevodia.com

29 de mayo de 2014
El mensaje de Oscar

Con ocasión del 33 aniversario de su arresto y después de la entrevista que publica hoy El Nuevo Día en su edición impresa, el prisionero político Oscar López Rivera me envío una declaración, que quería sumar a las cosas dichas por teléfono a mediados de mes.

Puertorriqueños de todas las ideologías, los presidentes de los tres partidos políticos inscritos de la isla, líderes religiosos y obreros apoyan su excarcelación.

Fue convicto por el delito de sedición, equivalente a querer derrocar la presencia del gobierno de Estados Unidos en Puerto Rico a través de las actividades del grupo clandestino Fuerzas Armadas de Liberación Nacional (FALN). “No tengo sangre en mis manos”, ha dicho anteriormente a El Nuevo Día López Rivera, al desvincularse del ataque a la FrauncesTavern, en Nueva York.

En 1999, el entonces presidente Bill Clinton consideró que López Rivera debía ser excarcelado en 2009. López Rivera rechazó la oferta porque dos de sus compañeros seguirían en prisión y desconfiaba del largo tiempo de espera.

Hoy, es el único antiguo miembro de la FALN que sigue encarcelado. Ningún otro prisionero político puertorriqueño ha pasado tanto tiempo en prisión. Desde hace más de tres años presentó una petición de clemencia al presidente Barack Obama. A los 71 años, después de estar toda una generación encarcelado, ha solicitado al mismo gobierno que le hubiese liberado hace 5 años, dejarlo regresar a su familia y su isla.

Este es su mensaje de hoy al país, el cual escribió en inglés y traduje al español:

“Amar la patria no cuesta nada, lo que sí costaría es perderla. Para cualquier puertorriqueño que tenga dudas sobre cuán costoso sería perder nuestra patria le sugiero que visite las reservaciones de los Navajos o de los Dakotas. Allí puede ver qué le sucede a las personas que pierden su terruño. Debemos enfrentarnos a la verdad y lidiar con ella. Como puertorriqueños tenemos que aceptar el hecho de que Puerto Rico es una colonia y de que el colonialismo es inaceptable para la mayoría de los puertorriqueños y para la mayoría de las naciones en el mundo. Si aceptamos esta verdad, entonces debemos estar dispuestos y preparados a despuntar un proyecto de descolonización.

Este proyecto debe hacer un llamado a la unidad de todas las facciones del movimiento independentista y los elementos progresistas que ven la necesidad de crear nuestra nación propia. Un proyecto de descolonización rebasa una Asamblea Constitucional. Debemos asegurarnos de que el gobierno de Estados Unidos y la comunidad internacional (en particular los países de América Latina) asuman sus responsabilidades y se comprometan a ayudar con la implantación del proyecto. Tenemos que definir el papel de la diáspora puertorriqueña.

Sabemos que cualquier problema creado por el hombre tiene solución. El colonialismo es un problema creado por el hombre. También sabemos que contamos con los recursos humanos en Puerto Rico y en la diáspora puertorriqueña para resolver este problema. Sabemos que en casi un siglo de ser colonia de Estados Unidos el desarrollo de nuestra nación ha sido frustrado y descarrilado. Sabemos que tenemos una deuda que le tomará a muchas generaciones futuras resarcir. No podemos permitir que la herencia que le dejemos a las generaciones futuras solo sea una de deudas y problemas sociales, políticos y económicos. Enfrentemos el problema de nuestro status colonial. Trabajemos juntos para encontrar una solución. Descolonicemos nuestras mentes y espíritu y convirtámonos en ciudadanos de Puerto Rico.

Para aquellas personas que han dicho que yo no quiero salir de prisión, les sugiero que presten atención a lo que he dicho durante todos estos años que llevo encerrado y en el historial de nuestros prisioneros políticos. El hecho de que sea el prisionero político puertorriqueño con más años en prisión no borra el hecho de que otros prisioneros políticos puertorriqueños han estado casi tantos años (en cautiverio) como yo.

Por ejemplo, Carlos Alberto Torres, pasó más de 30 años en prisión y don Oscar Collazo López, 29 años. Rafael Cancel Miranda, estuvo 27 años y Lolita Lebrón e Irving Flores Rodríguez pasaron 25; y, Andrés Figueroa Cordero estuvo 24. Muchos de los compañeros(as) que salieron de prisión cuando (Bill) Clinton se los permitió en 1999 pasaron más de 19 años y los otros 16 años. Esos son muchos años de encierro para los prisioneros políticos puertorriqueños. Si fuéramos a preguntarle a cualquiera de los prisioneros políticos arriba mencionados si ellos querían salir de prisión, sus respuestas serían en la afirmativa. Para empezar, ninguno queríamos estar en prisión y ninguno de nosotros ha entretenido la absurda idea de permanecer encerrados.

Antes de llegar a prisión gozaba de una vida llena de experiencias enriquecedoras. Disfrutaba y celebraba aquella vida. En prisión, a pesar de ser el ambiente más deshumanizante, tóxico y hostil que cualquier ser humano pueda experimentar, aún siento que he tenido una vida y que puedo celebrar toda mi vida por todas las magníficas cosas que me ha dado. No siento odio ni miedo en mi corazón y quiero irme de la cárcel con mi honor, mi dignidad y mi espíritu intacto, seguro y sano.

Soy creyente de que la verdad sobrevivirá y prevalecerá tal como nuestra batalla y noble causa han podido hacerlo durante siglos. Soy puertorriqueño y no quiero ser ninguna otra cosa. Pero también me considero un ciudadano de este universo en que vivimos. Creo que es posible un mundo mejor y más justo y es por tal una de las razones que elijo luchar por la independencia de mi patria. Reclamo “¡ay de él/ella que no tiene patria!”. Mucho amor. EN RESISTENCIA Y LUCHA, OLR”.


I Am Troy Davis

September 21, 2013

It was two years ago today that a monstrous miscarriage of justice was committed by the state of Georgia as its unrelenting pursuit to execute Troy Davis finally came to fruition.

Troy was executed even though there was no DNA evidence and no weapon that linked him to the murder that was committed. The majority of the witnesses in his case recanted their testimony against Troy because, as they explained, they were pressured and threatened by the police to give false testimony.

Troy Davis will never be forgotten.

The best way to honor him today is to fight to end the death penalty.

Troy Davis’ life and struggle against the death machine in Georgia and in the US will be vindicated one day when in our society it will no longer be possible to execute another human being.

I AM TROY DAVIS!!!!!!!!